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Hormiguero Negro

Entrevista

Entrevista El trabajo de hormiga  

Nota de Maria Laura Rodríguez del periódico (8300)

 

En el barrio Progreso se construye lentamente, pero sin pausa, El Espacio Social y Libre Hormiguero Negro en donde funcionara la primera biblioteca temática de la Patagonia y muchos otros proyectos culturales. Señor lector, acerque la lupa y vea como trabajan estas hormiguitas.

 

Las hormigas negras son una especie característica de la región. Sobre las bardas pueden verse enormes hormigueros en donde un grupo aun más grande de hormigas salen y entran incansablemente llevando y trayendo comida y materiales. Es admirable como estos bichitos minúsculos terminan construyendo “una casa” que puede aguantar el viento, la aridez y los crudos inviernos del valle.

Las hormigas que (8300) fue a visitar no son muy distintas. Cuando llegamos, un sábado muy temprano, estaban a puro cemento terminando de remendar una pared de la futura biblioteca.

“Cuando entramos al espacio era como una casa después de un bombardeo en Irak, como en esas construcciones donde no queda nada, solo escombros y mas escombros”, comenta una de las hormigas. Y se pusieron a trabajar, luego que el vecino les cediera la propiedad de la antigua panadería, que con el tiempo se había convertido en la casa abandonada del barrio, desmantelada hasta llegar  a ser un par de paredes desacomodadas en medio de una pila de material inservible.

Hoy el lugar es completamente diferente ya que uno puede imaginarse lo que será dentro de poco. “Tuvimos distintas etapas de trabajo, al principio fue silencioso, que fue el tema de sacar escombros, después empezamos a levantar paredes, sin saber mucho como hacerlo y luego llego la etapa mas publica que fue poner el techo adelante, ahí se sumo un vecino que nos dio una mano grande.  Por ultimo el mural, que ahí se sumaron estudiantes de Bellas Artes. Hoy estamos en una etapa de salir mas hacia fuera; en realidad, jugando entre las dos, porque todavía estamos terminando el espacio” afirma con vos fuerte otro compañero.

En El Progreso, al ver que esa casa triste se convertía en un espacio social y comunitario, muchos vecinos se fueron acercando a dar una mano. Solidariamente donaron materiales de construcción, dinero, rejas y hasta un albañil, llamado Mario, les regalo la puerta que era para una ampliación de su casa al enterarse del proyecto. “La solidaridad es algo que hemos logrado no es un slogan sino una cosa concreta de todos los días”  explican las hormigas.

 Caminos al Hormiguero 

El espacio El Hormiguero Negro, esta compuesto de un grupo estable de ocho personas que hace más de 5 años vienen trabajando en la cultura under. El colectivo compuesto por una variada mixtura de vertientes tuvo, en un principio, su base en las corrientes libertarias.  Fue así que nació la idea de armar una biblioteca que los ayudara a capacitarse y formarse. Al comienzo la biblioteca funcionaba informalmente en casas de compañeros.  Acondicionando un galponcito lleno de cosas y damajuanas es en donde deciden nombrarla “ TintaTinto”.  Las hormigas se ríen en masa  al recordarlo: “y a todos, en realidad, nos gusta mucho el tinto.  No queríamos ponerle un nombre serio y quedo la tinta por los libros y el tinto por el tema del encuentro, de juntarnos a tomar y compartir”.

La biblioteca fue creciendo gracias a la ayuda de muchas personas que donaron libros de sus bibliotecas personales.  Más tarde se sumaron grupos anarquistas de Buenos Aires, asambleas populares, y otros colectivos no solo de la región sino también de Brasil, Chile, Uruguay entre otros puntos del mapa.  Hoy la TintaTinto cuenta con cientos de ejemplares y además de tener áreas especificas como la fanzinoteca, hemeroteca y la videoteca; convirtiéndose quizás, así en la primera biblioteca temática en la zona.

Cuando la casa se materializo, el proyecto fue cada vez mas abarcativo y la biblioteca TintaTinto se convirtió en un espacio social y libre (con todos estos adjetivos) en donde realizar actividades culturales, recitales acústicos, cursos y hasta soñar con una radio comunitaria.

La cajita musical, así la llaman, nació desde unas hormigas estudiantes de comunicación, que soñaban con tener un medio propio “nos gusta esa vertiente comunicativa, nos encanta eso de comunicar y lo vemos como una herramienta de lucha, tenemos cosas para decir y también por una cuestión lúdica. El medio no es solo la denuncia sino también un juego”.  Se imaginan esa cajita llena de risas, música y alegría.  Una radio comunitaria en donde la gente no solo enuncie discursos serios sino que también se apropie del lugar y se divierta.

 Principios de hormiga 

Dentro del espacio rigen unos principios fundamentales para el funcionamiento del colectivo.  Uno de los principios es la autogestión.  “Nos han venido a ofrecer subsidios de Nación para organizaciones sociales, para infrastuctura, pero nosotros elegimos este camino que es el mas indicado para ser coherente con lo que pensamos.  Porque nos permite ser libres y hacer lo que queremos”.  Un camino difícil y duro, como el de la hormiga de la barda, pero gratificante. Es por eso que la TintaTinto hace mas de dos años que mantiene un puesto de difusión de material en la Feria de Artesanos y en la del Trueque, los sábados y domingos.  En donde venden libros, documentales, agendas, parches, entre otros productos; que ayudan al sustento económico del proyecto.  Además cuentan con una distribuidora que envía y recibe material de varias partes del país.  Según estas hormiguitas todo proyecto social debe idear su parte económica sino esta rumbeando hacia el fracaso es por ello que se han asociado con otras distribuidoras de material anarquista, documentalistas, compañeros de otros lugares creando “una red de apoyo mutuo, de cooperación, de economía solidaria, para que los proyectos se sigan sosteniendo”, explican.

El segundo principio orientador del colectivo es la anti-jerarquía.  La igualdad y la horizontalidad son los puntos básicos que nutren las relaciones que se establecen en el grupo.  Todo se decide por asamblea mediante el consenso de los compañeros. No hay mayorías ni minorías aunque las discusiones sean largas, se sigue debatiendo.  Una hormiga femenina completa la idea:  “el espacio y las relaciones que tenemos acá nos sirven para utilizarlo en un montón de lugares en donde nosotros nos movemos individualmente, en la casa, la familia, en la pareja. En ese sentido pese a que estamos ahora construyendo materialmente también lo construimos desde lo individual, cuestiones como la solidaridad, escuchar y sociabilizar con el otro”.

 Hormigas viajeras 

Las relaciones que han cosechado durante estos años han hecho que muchas hormigas de otros lugares vengan a vivenciar este proyecto.  Compañer@s españoles, chilenos, cordobeses, bonaerenses, llegan y dejan su huella única en el espacio.  “El estudio se llama Sin Fronteras porque lo terminaron de construir compañer@s de Chile y un hermano mapu del otro lado de la cordillera, en honor a ellos lo bautizamos.  Así al igual, el escenario “Las Caracoles”  por unas catalanas feministas que nos visitaron y fueron ellas las que limpiaron y levantaron escombros del lugar, pobres…” se sonríe picadamente unas de las hormigas.

También el colectivo ha viajado a conocer otros horizontes.  Hace muy poco una de las hormigas visito Santa Fe en donde “cosecho” una gran aventura.  “En Rosario, con compas de allí y gente de Kansas, hicimos un curso de biodiversidad en donde recolectamos trigo artesanalmente y fue una experiencia que nunca viví en mi vida.”

Como todo visitante, la (8300) se retira esperando dejar también su huellita en el espacio del Hormiguero, y se lleva de esta casa del Barrio Progreso una frase que queda picando de la boca de las hormigas: “esperamos que este espacio sea como el ladrillo refractario, siga refractando, siga contagiando y siga construyendo, que nos vallamos encontrando con otras hormigas de otros lugares, nos conozcamos y nos ayudemos”.  Creemos que así será. 

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